西班牙语阅读:暮光之城-暮色(3)

—Es que quiero ir —le mentí. Siempre se me ha dado muy mal eso de mentir, perohabía dicho esa mentira con tanta frecuencia en los últimos meses que ahora casi sonabaconvincente.
—Saluda a Charlie de mi parte —dijo con resignación.
—Sí, lo haré.
—Te veré pronto —insistió—. Puedes regresar a casa cuando quieras. Volveré tanpronto como me necesites.Pero en sus ojos vi el sacrificio que le suponía esa promesa.
—No te preocupes por mí —le pedí—. Todo irá estupendamente. Te quiero, mamá.
Me abrazó con fuerza durante un minuto; luego, subí al avión y ella se marchó.
Para llegar a Forks tenía por delante un vuelo de cuatro horas de Phoenix a Seattle, ydesde allí a Port Angeles una hora más en avioneta y otra más en coche. No me desagradavolar, pero me preocupaba un poco pasar una hora en el coche con Charlie.
Lo cierto es que Charlie había llevado bastante bien todo aquello. Parecía realmentecomplacido de que por primera vez fuera a vivir con él de forma más o menos permanente. Yame había matriculado en el instituto y me iba a ayudar a comprar un coche.
Pero estaba convencida de que iba a sentirme incómoda en su compañía. Ninguno de losdos éramos muy habladores que se diga, y, de todos modos, tampoco tenía nada que contarle.Sabía que mi decisión lo hacía sentirse un poco confuso, ya que, al igual que mi madre, yonunca había ocultado mi aversión hacia Forks.
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